A pesar de los desafíos actuales que enfrenta Argentina, es fundamental que accionistas, directores, y empleados se comprometan en la implementación de ESG, esto implica tomar conciencia sobre el impacto que dejaremos a las generaciones futuras.

Por Fernando Tezanos Pinto, Socio de Auren Argentina

En todo tipo de organizaciones, ya sean públicas, privadas (familiar o de capital) o del tercer sector (como ONG y fundaciones), es fundamental gestionar adecuadamente las normas ESG. Estas fueron diseñadas e implementadas en Europa para abordar y brindar soluciones a problemas ambientales, sociales y de gobernanza, y su cumplimiento trae como consecuencia beneficios económicos y financieros, así como la generación de confianza entre los stakeholders a mediano y largo plazo. 

A pesar de los desafíos actuales que enfrenta Argentina, como la alta inflación, inestabilidad política y económica, corrupción, debilidades en los gobiernos públicos y privados, y pobreza -entre otros aspectos- es clave que accionistas, directores y empleados de todas las organizaciones se comprometan en la implementación de ESG. Este compromiso implica tomar conciencia sobre el impacto que dejaremos a las generaciones futuras y necesita decisiones estratégicas basadas en un plan de acción claro y transparente.

En las organizaciones que implementan ESG en su modelo de negocio, se genera un beneficio adicional: tanto la dirección como el personal no solo tienen la posibilidad de aportar sus capacidades técnicas e innovadoras para alcanzar los objetivos en su organización, sino que también tienen la posibilidad de crecer personalmente y contribuir al crecimiento de otros. De esta manera, se fomenta la búsqueda y retención de talentos, tan demandada y necesaria en un entorno complejo y en constante cambio.

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